El método de estudio

La herramienta necesaria en el método de estudio es la comprensión, ya que es la que nos va a garantizar que se entiende y se asimila un determinado tema. Para que se lleve a cabo la comprensión, es necesario enfrentarnos al tema de estudio de un modo positivo, es decir, dispuesto a captar las ideas más esenciales del texto, en lugar de repetir de manera mecánica todo lo que vamos leyendo. Hablamos de comprensión cuando relacionamos los conocimientos que vamos trabajando con los ya adquiridos, de modo que podemos clasificarlos y utilizarlos en nuestro día a día como base de nuestra formación. 

Asimismo, una buena forma de comprender es la de vincular los conocimientos con temas de interés y compartirlos con otras personas para aprender de sus puntos de vista, ya que dichos puntos de vistas nos permiten esbozar y elaborar nuevas ideas que nos sirven para fijar en nuestra mente todo lo que vamos trabajando.




No obstante, también creemos esenciales herramientas como entrevistas (la cual nos permite que argumentar y expliquar de manera individualizada todo lo que pensamos o creamos sobre el determinado hecho que se esté tratando); la técnica de la observación también nos parece favorable puesto que permite al docente observar el día a día de los alumnos y ver cómo interaccionan con el medio, cómo buscan respuestas, cómo van abriendo puertas.

Es más, en nuestra opinión, una combinación entre la entrevista y observación sería lo idóneo, puesto que no sólo nos limitaríamos a lo que hemos visto, sino que contaríamos con los argumentos que los propios alumnos defendiesen. 

Por último, otra de las técnicas que creemos que se puede utilizar es el cuestionario que, según lo que hemos observado en el periodo de prácticas, es el más empleado por los profesores para conocer cuáles son las ideas previas de los alumnos: suele hacerse de forma oral o escrita y es conveniente que no parezca un examen, ya que así se evitaría que los niños memorizasen las respuestas y dieran las mismas como para “contentar al profesor”, evitando el conocer cuáles son sus concepciones previas.

Pensamos que estas ideas pueden resultar muy valiosas para la enseñanza puesto que podría ser el punto de partida del proceso enseñanza-aprendizaje. Ahora bien, cabe destacar que estas ideas serían muy positivas siempre y cuando no se emplease un aprendizaje memorístico, ya que si se lleva a cabo memorizando los conceptos sin comprenderlos ni trabajarlos, podríamos caer en el error de no dejar que el alumno sea el que experimente y cree su propio conocimiento.

Por eso, sería conveniente que enfocásemos el proceso de enseñanza-aprendizaje de una forma que el alumno fuera el verdadero protagonista de la educación y que sea él mismo quien parta de sus propias ideas y supere los obstáculos.